La mayoría de la sustancias psicoactivas atraviesan la placenta por difusión pasiva,
pudiendo así ejercer su toxicidad sobre el feto. El tipo y magnitud del daño
dependerán de la o las drogas consumidas, vía utilizada, dosis y duración del consumo, así
como la etapa del embarazo en el cual ocurre la exposición.
El consumo de dos o más sustancias psicoactivas en forma secuencial o simultánea se
denomina policonsumo. Este patrón de consumo es muy frecuente en usuarios de drogas y
habitualmente genera dificultades para establecer una clara relación entre la exposición a una
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sustancia y una complicación existente, la cual podría ser debida a una o más sustancias. Estudios experimentales en animales y reportes de casos clínicos o de series con un número
limitado de pacientes han permitido estudiar con
más profundidad los efectos de las drogas de abuso sobre el binomio materno-fetal. La existencia de
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otros factores de riesgo obstétrico (embarazo adolescente, gestante añosa, malnutrición
materna, anemia, enfermedades infecciosas trasmisibles, ausencia de controles
obstétricos, exposición a contaminantes ambientales), algunos de éstos asociados desde el
punto de vista epidemiológico con mayor frecuencia al consumo de drogas, dificultan aún más el
diagnóstico etiológico e incrementan el riesgo de complicaciones. Resulta entonces complejo
saber hasta cuando es posible considerar el efecto de cada sustancia en forma
independiente
20,21
. Muchos de los factores anteriormente mencionados son considerados
factores confundentes a la hora de relacionar efectos prenatales y alteraciones del desarrollo
posnatal en hijos de madres consumidoras de drogas.
El período de la gestación en el cual ocurre la exposición es determinante del efecto tóxico. El período
embrionario durante el primer trimestre constituye una ventana crítica de vulnerabilidad
para la aparición de malformaciones congénitas (efecto teratogénico). La organogénesis ocurre entre
los días
18 y 60 de la gestación. El concepto actual de agente teratógeno no se limita a la capacidad de
inducir malformaciones morfológicas o estructurales de un órgano en desarrollo, sino
también producir alteraciones bioquímicas o funcionales
21
. Un órgano en desarrollo es
más susceptible al daño estructural y/o funcional por una sustancia química. No existe una dosis
tóxica establecida, por lo que dicho de otra forma, no existe una dosis segura a la cual la exposición no
ocasione daño. Esto reafirma
el concepto de que el consumo de sustancias durante el embarazo constituye un abuso.
Durante el embarazo existen cambios fisiológicos que pueden alterar la cinética de las drogas en
el organismo (absorción, distribución, metabolismo, eliminación), incrementando la toxicidad y el riesgo
de complicaciones
19,21
.
- Retardo en el vaciamiento gástrico y reducción de la motilidad gastrointestinal, que
pueden aumentar la absorción digestiva de la droga (v.g. alcohol etílico).
- El aumento del volumen corriente y la disminución del volumen residual pulmonar
pueden incrementar la absorción de drogas fumadas (v.g. tabaco, marihuana, crack,
pasta base de cocaína).
- Disminución de la concentración plasmática de albúmina y reducción del
metabolismo hepático, que pueden aumentar la concentración de droga libre y su pasaje al feto
a través de
la placenta (v.g. sedantes como benzodiacepinas).
- La eliminación de reservas lipídicas al final del embarazo puede favorecer la
liberación de drogas acumuladas en el tejido adiposo (v.g. cannabinoides de la marihuana).
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